Desde que Descartes, acuñara el “pienso luego existo”, resaltó el conflicto entre el pensamiento racional y el pensamiento mítico en la historia asumiendo un cambio radical de las formas de pensamiento de la época moderna.
Sin embargo el mito forma parte aún de una muy arraigada tradición, que da soporte a nuestras creencias y en consecuencia a nuestros actos. Entonces ¿a qué responde un mito y qué es? Se entiende como la construcción de un relato que da respuesta a una situación de crisis, que afrontan los seres humanos en las sociedades que forman.
Si se quiere estudiar el pensamiento mítico en relación con la sociedad. Se debe primero establecer las relaciones entre conceptos de cultura, producción y sociedad, entonces estaremos en condiciones de precisar lo que entendemos por pensamiento mítico y por sincretismo.
En la filosofía occidental, el problema del conocimiento ha coincidido con el problema de verdad y del criterio de verdad. Conocer, es tener acceso a la Verdad, es el acto mediante el cual se logra la identificación de pensar con el Ser, del Sujeto con el Objeto.
Develar la verdad, es el propósito de los hombres, deben rebelarse contra las ideas falsas, contra las quimeras inventadas y las falsas creencias intercambiando las ilusiones por ideas verdaderas, no imaginarias, para que así la realidad brote.
Estos mitos, han estado siempre al servicio del poder, no surgen libremente, son fabricados por expertos y habilidosos juglares al utilizar el lenguaje falso sustituyendo lo verdadero, creando confusión; inclusive crean una ideología que se transforma históricamente en un instrumento que sirve para acusar al adversario de falsear la realidad por interés.
En México, los ejemplos son muchos, cabe destacar en la época Salinista, la histeria colectiva que desató el mito del “Chupacabras”, el “yo no fui” del error de diciembre de Zedillo, Fox y su “cambio”, Calderón con su “guerra al narcotráfico” y Peña, con sus “Reformas”.
El mito político se asemeja al laberinto, es un espacio que permite acceder al imaginario social y detectar, no sólo la situación vivida, sino también cómo es vívida la situación, es decir, las expectativas y temores que suscita.
El camino para contrastar un mito es la refutación, contrastar la idea expuesta, el cuestionamiento no acepta como inmutable la realidad social, el problema central ya no es la relación entre individuo y sociedad, sino la oposición de grupos concretos en cuyo interior los individuos actualizan sus intereses, perspectivas y situaciones sociales distintas y conflictivas.
Es por ello que en PAZ REVOLUCIÓN, reconocemos la importancia de activar una reflexión crítica a los mitos, con la finalidad de hacerles frente de liberarse que este orden, otorgando la posibilidad a las personas de eliminar sus exigencias e imposiciones y construir un orden social diferente, más justo, libre y consciente.